Yo, Verónica G.

En este testimonio Verónica nos envía las reflexiones que le hizo a una amiga sobre el crossdressing y la feminidad. 


(Este texto pertenece a un correo electrónico más extenso de respuesta a una mujer, muy amiga mía, y cómplice. Lo publico por si a alguien le puede interesar mi reflexión. También me gustaría conocer vuestra opinión, si os pasa algo parecido.) 

“Siento que continúa acentuándose mi dualidad sexual, siempre en el terreno casi exclusivo de la fantasía y de mi campo psicológico. Tú lo captas, lo aceptas y me haces sentir bien. Es una de las claves de mi bienestar contigo, sin duda. Lo que percibo no es exactamente un militar en lo que hoy en día se denomina ‘sexo fluido’, ni sentirme queer y mucho menos trans; tampoco es una inclinación absoluta hacia mi feiminidad, no quiero ser mujer, me reconozco y me siento bien como hombre…es algo mucho más complejo…Tampoco es pansexualidad.

Me cuesta adaptarme a esa indefinición que se manifiesta desde hace ya varios años de un modo arbitrario y oscilante y que, como te digo, se va intensificando, como tú misma has comprobado inteligentemente. Es complicado vivirla, pero, a la vez, en este momento de madurez de mi vida, me resulta enriquecedor y excitante… nuevos caminos, nuevas puertas, nuevas experiencias…Antes me incomodaba más; ahora, he ganado en seguridad y cada vez subrayo la segunda parte del discurso: ‘Tranquilo, José, déjate llevar, disfruta’. A veces me siento muy cómodo, digamos, en el “Universo Femenino” (estética, vestuario, por su puesto peluquería, formas y maneras de mujer…) y otras soy muy macho (fútbol a gritos, cervezas con colegas en plan machote, rock duro…). Es, como si en mí mismo convivieran dos-yo que se manifiestan ad libitum, a veces ¡a la vez! al mismo tiempo. Por eso es complicado gestionarlo, porque se me escapa y no lo controlo. 

Tengo que seguir trabajando en el fluir, salir del compartimento y de la cajita de entomólogo…Sé, y me lo has explicado, que las etiquetas forman parte de los convencionalismos sociales, y yo soy producto de una educación convencional, sin embargo, más allá de mi Yo-frente-al-resto, el debate identitario lo sostengo entre Yo y Yo, con condicionantes externos, claro: mi mujer, mi hija, mi familia, mi trabajo…


Tampoco me defino como bisexual, o al menos lo que la sacrosanta sociedad entiende por bisexual, porque no me veo así. Hoy por hoy, no me atraen los hombres, a menos que sean muuuuuuuy femeninos. He dicho femeninos, no afeminados. Ojo al matiz. Pero muy muy muy femeninos. No digo gay con plumas, sino hombres casi mujeres. Aunque nunca digas nunca. Es, como te digo, algo más psicológico y/o estético, casi espiritual, pero con un componente sexual que no practico de forma decidida y cotidiana (tampoco quiero forzar nada, ni mi cuerpo/deseo me lo exige a rabiar), aunque, como sabes, (creo que te lo he contado), me he feminizado en varias ocasiones en estudios de feminización. 

Las experiencias con Dafni Cocó han sido especialmente intensas y enriquecedoras. Como mujer estoy muy buena, por cierto. Si quieres, y te interesa, te puedo pasar alguna foto y/o algún texto a propósito de mi catarsis, cuando he practicado el crossdresing. 
También he tenido encuentros con chicas trans muuuuuuy femeninas. Experiencias puntuales que he compatibilizado con naturalidad con mi Yo-Hetero con mi mujer y lo que ha ido surgiendo…a diferentes niveles…(sabes que mantengo una relación abierta con María)…

Todo esto no deja de inquietarme en cierto modo, porque no sé cuál es mi verdadera identidad sexual, y eso no es fácil de llevar. Además, están todas mis parafilias, principalmente y de un modo muy significativo se encuentra la tricofilia (peluquería), pero también he explorado, como sabes, levemente el rollo sumiso. Y hay más: me gustan las mujeres más bien gruesas, las ‘artificiales’, las que tienen gafas, el látex (claro), las que van con perro, el smoking (mujeres fumando)…en fin… pequeños fetichismos/gustos que, en mayor o menor medida, tienen presencia en mis fantasías, con mayor o menor intensidad.
Como verás, todo muy rico y creativo, pero nada definido, porque esos gustos, en mayor o menor intensidad, van y vienen, suben y bajan... sin establecer una definición o identidad sexual concreta y cerrada.

En este ámbito, y no quiero forzarte a que te conviertas en mi terapeuta sexual, pero me gusta compartirlo (me hace bien), y ya te he preguntado en alguna ocasión, pero ahora, sabes más cosas de mí, acudo a tu alquimia y a tu poderosa intuición, sabiduría y sentido crítico para que me cuentes, si quieres, cómo ves, esto que te cuento. Como te digo, me gusta ese estado de indefinición; experimentar, crecer, abrir caminos, pero a la vez siento vértigo y me turba. Creo que, como casi siempre me pasa, tengo que pensar menos y hacer más. Es decir, dejarme de introspección y experimentar más, pero el asunto es que, como te digo, todo transcurre más en el ámbito psicológico que en el práctico…porque tampoco tengo un deseo desbocado. 

Para terminar este capítulo te cuento un par de detalles más. Últimamente, cuando me hago la manicura, las cejas o algún tratamiento de belleza femenino, mi hija sara lo observa y, si se da cuenta, me pregunta. No es un asunto tabú, ni mucho menos, pero se genera, digamos, una situación incómoda…O por lo menos yo no me siento incómodo, teniéndole que dar explicaciones. Como ves, no es sencillo gestionarlo…María conoce casi al 100 % el contenido de todo este relato. Conoce mi pulsión femenina. No sabe que me he transformado en una bella dama o en una golfa varias veces, aunque estoy segura de que lo intuye por conversaciones que hemos tenido. Ella lo asume, lo admite y hasta me anima, pero, digamos que siento que no disfruta mucho viendo cómo picoteo por el ‘mundo woman’. Aún queda camino por hacer… y no quiero que afecte a nuestra relación.

El otro día, en las vacaciones de navidad, leí una serie de poemas que escribí cuando tenía unos 25 años. En ellos, era un seductor, un mojabragas, un empotrador… y así era mi comportamiento sexual en aquella época. Mi manera de estar en el mundo. Mi definición sexual no admitía dudas. Era natural y cerrada. Era una piedra. Estaba tranquilo porque sabía qué era: un macho con éxito entre las mujeres de toda índole. No sé si es que he evolucionado mucho, o bien que en aquella época sobreactúaba y hasta en mis escritos enfatizaba mucho mi carácter viril para sentirme seguro. Te juro que no lo tengo claro, aunque tampoco me importa mucho. El José que me interesa es el José actual, no el de hace casi 30 años. 
Todo esto ha venido, y así se ha desencadenado naturalmente, por lo que me dijiste en uno de tus correos recientes en el que me animabas a dar rienda suelta a mi feiminidad y que así me veías crecer en el 2024; un año que yo he consagrado (inicialmente) a la consolidación de mis logros de 2023 y a la Serenidad (con mayúsculas) pero sin cerrarme a nada… Por eso te agradezco tanto todo. Voy a hacerte caso como siempre y voy a seguir transitando mi feiminidad, pero, ya te digo, el macho está ahí. No se ha ido ni va a irse. Ojalá lo tuviera todo más claro.


No sé dónde me lleva todo esto, pero, si quieres y no te importa, puedes acompañarme, incluso asesorarme, guiarme... Por ejemplo, a partir de ahora, y según te apetezca o vaya el tema de conversación, puedes referirte a mí con el sexo/género que quieras. Puede ser un experimento, a ver qué tal. No sólo no me molesta, sino que me resulta muy estimulante. Es la primera persona de mi círculo afectivo con la que me expreso así. Creo que me entiendes, pero sólo si te place, como siempre entre nosotros, con plena libertad. Si no, seguiré siendo el vigoroso madrileño de siempre…a ver qué pasa. Ya está. Ya lo he escrito.

Mi heterónimo de Mujer es Verónica.

Besos, Amiga”

Gracias, Verónica, por dejar que conozcamos un poco más de ti y sobre las dudas y reflexiones que escuchamos muy a menudo en nuestro entorno. Esperamos que os haya ayudado y os animamos a que nos enviéis las vuestras si queréis o nos hagáis llegar dudas. 

¿Qué os ha parecido el testimonio? ¿Alguna chica más se siente así?


Comentarios

  1. Verónica, Jose, me siento muy identificado con tu reflexion, momento vital y especialmente tu indefinicion o mejor dicho tu realidad maleable en permanente deconstruccion y búsqueda del encaje de tu Yo real que no tiene referencias convencionales ni en los estándares queer. . Yo también me siento atraído profundamente por lo femenino pero no me gustan los hombres y también me siento como si tuviese dos Yo juguetones uno femenino y otro masculino (aunque no puedo olvidar que solo hay uno) y a veces me angustia. Leer tus líneas me ha provocado alivio y esperanza. Muchísimas gracias de parte de Thais - que también es José, otro José.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares