El día que descubrí Dafni Girls
Hola Dafni, quería aportar mi granito de arena a este blog, que seguro entre todas haremos genial.
Hola chicas, soy Daniela. No sé si soy una "Dafni Girl", pero yo desde luego me considero una de ellas. Quiero contarles una pequeña historia de cómo empezó todo para mí.
Fue por el 2016, tal vez algo tarde para mi edad, pero bueno, la edad va por dentro. Ya había cumplido los 20 años cuando me entró la curiosidad por descubrir esa chica que llevo dentro. Nunca me había vestido ni maquillado como mujer, pero sentía una atracción hacia los peinados femeninos. Era una sensación extraña, aunque no le daba mucha importancia. Con los años, se convirtió en una anécdota dentro de mí. Poco a poco, empezó a gustarme también la ropa de mujer. Sin embargo, nunca me había puesto nada. Esto parecía ir en aumento y pensé: “Oye, si me gusta la ropa de chica, el maquillaje y los peinados, ¿dónde podría probar todo esto?”.
Buscando en internet, encontré Dafni Girls, un estudio dedicado a hacer realidad el sueño de muchos chicos: verse como mujeres frente a un espejo. Me pareció interesante y comencé a investigar. El estudio estaba en Madrid, en el barrio de Chueca. Según entendía, era un lugar seguro para explorar esto, algo que recién entendí tenía un nombre: crossdresser.
Di un paso más y, una tarde, decidí llamar al número que aparecía en la página. Al descolgar, escuché una voz femenina que me atendió muy amablemente. En ese instante, pasaron por mi mente miles de pensamientos: ¿cuelgo y me olvido de esto? ¿Lo hago o no lo hago? Decidí seguir adelante y no me arrepiento de nada. Empezamos a hablar y, aunque estaba muy nerviosa, pregunté cómo funcionaba el estudio, qué hacían, etc. Al colgar, pensé: “¿Y ahora qué? Toca prepararlo todo: cómo voy a ir a Madrid, qué excusa pongo en casa, qué me encontraré en el estudio”. Los días pasaban volando hacia la fecha que había fijado, y cada vez tenía más ganas de que llegara.
El día llegó.
Tenía cita en el estudio a las 16:00. Durante el viaje a Madrid, no podía dejar de pensar en ello. Al llegar, me fui directo al hotel a dejar mis cosas. Estaba en la misma calle que el estudio, lo cual era una ventaja. Había quedado para comer con Dafni a las 15:00, pensando que sería una buena manera de romper el hielo. Fuimos a Babel; estaba nerviosa y llena de mariposas en el estómago. Tras la comida, nos dirigimos al estudio. Los nervios aumentaban a cada paso. Ya en la puerta del estudio, Dafni me preguntó: “¿Nerviosa?”. Pueden imaginarse la respuesta. ¡Ya estaba allí y sabía que en poco tiempo me vería como chica!
Me cambié de ropa, me dijo que me pusiera unas medias, un camisón y una bata, y que estuviera tranquila y cómoda. Me senté frente al espejo y me dijo: “Te voy a tapar el espejo para que luego me digas qué piensas”. Esto ya no tenía vuelta atrás. Tras un ratito y con su gran trabajo hecho, quitó el papel que tapaba el espejo y me preguntó: “¿Qué, cómo te ves?”. Mi respuesta fue un “¡Guau!” al ver a esa otra yo en el espejo: una chica realmente. Son unos segundos en los que parece que el mundo se detiene; realmente es difícil de explicar.
Había contratado una sesión de tres horas y no había tiempo que perder. Me dio un vestido gris (creo recordar) y me tomó algunas fotos. Yo no podía dejar de mirarme en el espejo para ver si realmente era yo. Ya terminando la sesión, al quitarme el esmalte de las uñas, me dijo: “Bueno, tendrás que buscarte un nombre”. Así nació Daniela. El tiempo pasó sin darme cuenta, y el resultado fue increíble. Me despedí de Dafni diciéndole que volvería.
Esa noche, ya en el hotel, no podía dejar de pensar en todo lo vivido. “¿He hecho algo malo? ¿Y si se enteran en casa?”. En tres palabras, “¿qué dirán?”. Me costó dormir esa noche, pero al día siguiente, de vuelta a casa, pensé: “Tengo que volver y pronto; me he quedado con ganas de más”.
Pasados unos días y ya más calmada, recordando la primera imagen de Daniela, le mandé un mensaje a Dafni diciéndole que aproximadamente en un mes volvería. Y así fue.
En esta segunda visita ya sabía mejor lo que quería. Quería pasar más tiempo con Daniela, así que hablamos de la posibilidad de alargar la sesión un poco más, y Dafni entendió la situación. Llegué con muchas ganas y más temprano que la vez anterior. Una vez maquillada, Dafni me dijo: “¿Qué te quieres poner? Nos vamos a la calle”. Mi respuesta fue: “¿Cómo? ¿Qué dices?”. Estaba nerviosa, pero al final salimos. Fue una experiencia increíble.
Ya en el estudio, preparada para mi primer book, me sentía feliz y contenta de haberme dado ese empujón. Hicimos tres looks diferentes, siempre confiando en Dafni para que hiciera lo que creyera oportuno, y
siempre acertaba.
Después de esa segunda visita, he vuelto seis o siete veces más, conociendo a Sara, quue es otro ángel, y a Lulú, que tiene un gusto increíble para vestirnos a todas. Cada experiencia en Dafni Girls ha sido única y especial.
En cuanto a Dafni, ¿qué puedo decir? La quiero muchísimo. Que nunca cambie y que siga creando ilusiones para todas nosotras. Así que chicas, anímense a conocer Dafni Girls y déjense llevar en este maravilloso mundo.
Ahora ya conocen a Daniela. Espero que no haya sido una historia muy larga y espero poder conocer a más chicas en el futuro. Por circunstancias laborales y familiares no puedo asistir a las fiestas y cenas que organizan, pero cada vez que voy al estudio, disfruto cada momento.
¿Soy una Dafni Girl?
Besos a todas,
Daniela Martínez
"Claro que lo eres, una de las buenas, además. Estamos deseando que vuelvas por nuestro estudio y te agradecemos muchísimo que hayas compartido tu historia. Las experiencias como las vuestras ayudan a resolver dudas a muchas chicas."
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