"UNA MUJER VALIENTE Y SEGURA DE SÍ MISMA, MUCHO MÁS REAL DE LO QUE NUNCA LLEGUÉ A SOÑAR"
Eva nos ha mandado este relato de su experiencia en Londres y estamos muy contentas de que esa seguridad en tí misma se apodere de tí y disfrutar del crossdressing en cualquier parte del mundo.
"¡Hola queridas! Muchas de vosotras ya me conocéis de rondar
por la noche madrileña. Para todas aquellas que aún no me conocéis me presento.
Me llamo Eva, tengo 28 años y llevo menos de un año inmersa en el mundo del crossdressing. En efecto, desde la primera vez que pasé por el estudio de Dafni han pasado solamente 9 meses y es por ello que la historia que os cuento cobra mayor importancia.
Quiero compartir esta experiencia con vosotras para mostraros que la realidad supera ampliamente todo aquello que pudimos soñar, siempre que seamos fieles y creamos en nosotras mismas. Por todas nosotras, que tanto camino nos queda por recorrer.
Me llamo Eva, tengo 28 años y llevo menos de un año inmersa en el mundo del crossdressing. En efecto, desde la primera vez que pasé por el estudio de Dafni han pasado solamente 9 meses y es por ello que la historia que os cuento cobra mayor importancia.
Quiero compartir esta experiencia con vosotras para mostraros que la realidad supera ampliamente todo aquello que pudimos soñar, siempre que seamos fieles y creamos en nosotras mismas. Por todas nosotras, que tanto camino nos queda por recorrer.
La historia comienza en Inglaterra, concretamente en Bristol
adonde vine por temas de trabajo. Una amena conversación con un par de amigas
tomó bastante profundidad tras revelarles mi afición por el travestismo. En
concreto les hablé de Eva y de su gusto por salir de fiesta por Bristol. Ellas
dos totalmente alucinadas pasaron a hacerme las preguntas que una cabe esperar.
“A todo esto, ¿cuál es la capital mundial del travestismo?”, me preguntaron.
“¿Es posible que sea Londres?” Dicho y hecho. Autobús y habitación reservada
para el sábado 15 de julio. El objetivo, salir de fiesta al WayOut Club, una
verdadera institución en la noche londinense que no para de reinventarse con
sus espectáculos variopintos. No pintaba mal la idea.
Llegado el día el primer paso consistió en comprobar las
condiciones del albergue donde me iba a alojar. Claramente no me iba a gastar
200 libras por una noche en una cómoda habitación del distrito financiero.
Mucho más excitante resultó pagar 20 libras por una habitación compartida con
dos chinas y un paquistaní, muy majos por cierto. El problema clave era dónde
me iba a maquillar, y tras analizar las posibles opciones me decidí por colocar
un espejito en la puerta del retrete y maquillarme como pudiera en aquel
espacito. Un esfuerzo necesario para no llamar demasiado la atención. No salió
mal la cosa aunque me requirió bastante esfuerzo y paciencia.
Una vez que volví a la habitación pude comprobar que mis
compañeros de habitación no me reconocían. Pasaron varios segundos de tensión
hasta que el chico paquistaní me preguntó “Are you the Spanish guy?” Por
supuesto dije “Yes!” con una sonrisa de oreja a oreja. Nos reímos un rato y tan
amigos todos. Me puse los tacones, mi falda nueva y reluciente, cogí el bolso y
ya estaba preparada para dar guerra. Al pobre Nicolás, español que trabaja en
el albergue, casi le da un infarto al verme. Realmente estaba explosiva y me
sentía muy poderosa. Aún así le pregunté si podía acompañarme a la estación de
metro, cosa que hizo encantado. No sin antes quitarse la chilaba de encima, no
fuera que los Hermanos Musulmanes le cortaran la cabeza si me veían conmigo por
la calle. Comprensible al situarnos en pleno Ramadán y en un barrio de mayoría
musulmana al Este de Londres. En cualquier caso Nicolás es un verdadero caballero.
Pude notar su comprensión y delicadeza conmigo en todo momento. Una persona que
me trasmitió la confianza necesaria para afrontar la noche.
“I love you!”
“I love you!”
Así pues cogí el metro en Stepney Green y en sólo 3 paradas
ya estaba en mi destino. Con la Torre de Londres iluminada al fondo, mientras
caminaba un gentil vagabundo me dedicó una mirada cómplice que se perdió entre
mis piernas. “Vamos bien” me dije a mí misma. Un par de minutos después ya me
encontraba dentro del WayOut Club. Se trataba de un típico pub inglés con una
terraza y una pista para bailar. Nada del otro mundo, aunque conforme avanzó la
noche se fue animando la cosa. Cada vez
pasaban más chicas cross (muy guapas todas ellas) y más hombres, en su mayoría
bastante tímidos con nosotras y observándonos en todo momento. Fiel a mi
tradición primero que dirigí al baño para perfilarme los labios. Allí se
encontraba Whitney, una chica cross londinense muy amistosa conmigo y
tremendamente dulce al hablar. Era la primera persona con la que hablaba por lo
que se convirtió en mi aliada para el resto de la noche.
Por supuesto faltaban más personas por cruzarse en mi camino.
Entre ellos Matthew, un joven filósofo con mucha labia y bastante atractivo. Charlamos
de forma muy amena durante un buen rato mientras tomábamos una pinta de cerveza
(como siempre mi noche fue a base de birras). Una vez terminada ya era hora de
ponerse a bailar. Varias chicas estaban ya en la pista de baile con el “Music”
de Madonna, un momento perfecto para empezar. Siendo justa creo que nunca me he
sentido más inspirada que aquella noche para mostrar mis movimientos sobre los
dos tacones.
Realmente me sentía liberada y muy cómoda con las chicas a mi alrededor. Todo fluía con buena música y buen rollo, y así fue hasta las 3 de la madrugada cuando de repente encendieron las luces, apagaron la música y los empleados empezaron a barrer.
Realmente me sentía liberada y muy cómoda con las chicas a mi alrededor. Todo fluía con buena música y buen rollo, y así fue hasta las 3 de la madrugada cuando de repente encendieron las luces, apagaron la música y los empleados empezaron a barrer.
Puntualidad inglesa sumamente estricta.
El resto de la noche me dio un momento de tranquilidad cuando
actuaron las T-girls, unas chicas super guapas y con mucho talento que
desarrollaron una performance curiosa y muy de andar por casa. Y nosotras su
público entregado. Ya después llegaron los corazones rotos, chicos que se
derrumbaban cuando descubrían en mí ninguna intención de pasar la noche con
ellos. Puedes charlar, bailar conmigo, besarme incluso “but don't ask me about
sex”. Al final Marco, un chico italiano muy amable y cariñoso decidió
acompañarme a casa, digamos a mi albergue. Su gentileza fue debidamente
correspondida, y aunque me dedicó muy bonitas palabras del tipo “eras una
diosa, la mujer de mi vida” yo no pude más que desearle su felicidad con suma
sinceridad."
"Ahí terminó mi gran noche, fundidos en un beso apasionado y con el pesar de una dura despedida. La vida es así."
Escríbenos tu aventura en info@dafnigirls.com
Será un placer vivir y compartir tu experiencia!
"Ahí terminó mi gran noche, fundidos en un beso apasionado y con el pesar de una dura despedida. La vida es así."
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Será un placer vivir y compartir tu experiencia!
WoW!!!que excitante relato...me encanta!!
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